La exposición de Shirin Neshat en la Fabrica Galería, llamada En torno a la identidad y a la representación, alude a temas de carácter histórico imperceptibles o más bien camuflados. Pues sí, su trabajo es hipnótico y sugestivo, pues camufla al sujeto con el objeto, plasmando la cultura en el cuerpo como lenguaje semiótico.
Presenta ahí dos culturas, que con sutileza y pulcritud se enfrentan de manera positiva, generando una dialéctica donde la tesis final se arraiga en un universo sensible y supra cultural, aunque utilice como lenguaje los mecanismos de la cultura misma como palabra visual.
La historia cultural de Laos y de Irán, se asemejan en su construcción bélica, como la mayor parte de Asia, Oriente medio y Europa, dato que aunque podría parecer azaroso, pues la guerra es una cualidad humana que se repite en la historia, tiene aquí, ciertas particularidades.
Laos.
República Democrática Popular Lao, ubicada en el sudeste asiático, es ocupada en distintos momentos de su historia por japoneses, franceses, norteamericanos, vietnamitas.
Es un país sin salida al mar, un Estado sin litoral, que como muchos países no ha corrido la suerte del actual Congo, que obtuvo una pequeña salida al mar en 1885, tras dividir el territorio de Angola para tal efecto.
La ausencia de territorio marino puede generar importantes ruinas económicas, lo que puede percibirse en países como Etiopía, Servia, Hungría, Bolivia. Este último por ejemplo, además de poseer una profunda pobreza, aún exige su pedazo de mar perdido, ganado, como trofeo de guerra por Chile, generando arduos conflictos entre ambos estados.
Laos, como Estado sin litoral, tiene características de dependencias con los países vecinos (Limita con Myanmar al noroeste; con China al norte; con Vietnam al este; con Camboya al sur y con Tailandia al oeste) y una alta desventaja económica al no tener acceso a la producción marítima, a los costos y ganancias relacionados con estas vías, además de no poseer las posiciones estratégicas en alta mar para la guerra, siempre latente en nuestra era.
Irán.
República Islámica de Irán. Ubicado en el sur oeste de Asia u Oriente medio, su nacimiento data desde la Edad de piedra. Invadida desde la antigüedad por los musulmanes árabes, turcos, mongoles, rusos, británicos, iraquíes y más recientemente por los estadounidenses, bajo el mando de George Bush.
Sometidos al Islam, religión oficial, son poseedores de una historia devastadora en contenido y acontecimientos bélicos
Games of Desire – Faezeh
Neshat plantea un paralelo entre ambas culturas, Laos e Irán, desde personajes reconocibles, pues reflejan en el cuerpo rasgos definitivos para su interpretación.
En su video Faezeh, nos propone una especie de destino funesto e irrevocable, tradicional, donde una madre guía a su hija por un largo sendero silencioso hacia su “destino de mujer”, exento de explicaciones para una, la hija, quien debe acatar lo que se ha escrito para ella en el guión, aunque intente patalear y haga preguntas que no reciben respuestas, pues componen la lógica de una herencia perpetua, mientras la madre, se encuentra en el lugar del resultado de esa misma historia, el lugar de quien ha aceptado y colabora a ojos cerrados para que la cadena no se corte y la historia se siga contando igual.
El universo de las mujeres en la sociedad islámica, presentado en su contexto social, político y psicológico. Aquí la representación hace referencia a una cultura donde se doblan a la fuerza los intereses de sus protagonistas, pues si revisamos la historia de Irán, podemos ver que antes del yugo islámico, la mujer según corresponde al desarrollo de su papel en la historia del mundo, tenía todos los derechos civiles y sociales construidos a la par con la cultura de occidente, “gracias” a las intervenciones ejercidas por Rusia y el Imperio Británico que mientras luchaban entre sí por ser la potencia hegemónica, modernizaban el país a principios del siglo XX. Luego en la revolución iraní de 1979, cuando se asienta con mayor fuerza el islam y la subyugación iraquí, las mujeres pierden aún más derechos inclinándose la cultura hacia un conservadurismo religioso que les ordena e instaura como obligatoria la vestidura de la Hiyab.
Esto nos lleva a ese lugar oculto o prohibido que establece la imagen de la mujer islámica, lugar donde aparece el deseo en una manifestación tanto erótica como del conocimiento, rememorando con esto el tabú en torno a aquel velo negro que cubre la figura de Isis, quien nos dice: “Soy todo lo que fue, todo lo que es y todo lo que será, mi velo jamás fue corrido por ningún mortal”.
Ahí debajo, se esconden todos los misterios y conocimientos del pasado y su develar representa para el hombre la revelación de la luz, recibir el don de la inmortalidad.
Por otra parte, Games of Desire, hace un contrapeso interesante al exponer la imagen de una sociedad anciana con aspecto sereno, ojos brillantes de una edad resuelta y a pies descalzos. Aquí la representación es mucho más explicita en cuanto a figura y fondo, pues nos presenta esta imagen extremadamente viva, como relieve de figuras de antiguos guerreros, guardianes del tesoro oculto de Laos, que no es nada más y nada menos que su propia gente. Y es ahí donde se genera el deseo. Aquí el velo parece estar descorrido, la inmortalidad ya no es un recurso inalcanzable, se asume una condición de entrega, pues el destino ya aconteció y el futuro se resuelve en un baile erótico, hombre - mujer.
En Laos el deseo, el erotismo el cortejo, es una tradición rescatada por ancianos, practicada en el fervor de la voluntad.
En Irán, el deseo y el erotismo, está lleno de tabúes y de imposiciones.
Así, Shirin Neshat manifiesta sus propios deseos al entreverar ambas culturas, interviniendo las fotografías de la tradición Lao con palabras escritas en Farsi, casi como imponiendo su participación en aquella fiesta celebratoria, donde se elige participar o no.
Y para dejarnos más en claro su lamento, su velo de Isis intocable y el desespero ante una identidad impuesta de la que intenta revelarse, se presenta ella misma, así como está presente en todos sus trabajos, rasgo característico en su obra, como mujer liberada del velo ocultista Hiyab, pero poseedora de una carga histórica que aplasta sobre la piel del cuerpo entero las palabras Farsi, que a la vez la rodean y le recuerdan constantemente cual es su lugar.
De esta manera nos lleva a los lugares que se propone, pues si primero nos hacemos la idea de esta cultura Lao con sus cargas emotivas personales, con una especie de bienestar ganado por los años en una edad en que parece que se mira a la vida hacia atrás con simpatía, a la vez que carga en su discurso como una luz parpadeante la imagen de un Irán desgastado, que vemos mas allá representado por Shirin, del brazo de un hombre, ambos con muecas incomodas, ofuscadas, apenadas y con una carga emotiva que parece un castigo. Finalmente, Faezehcierra la tesis, o tal vez la abre, en cuanto nos sumerge en el trauma cultural, que nos recuerda, aunque lo veamos con distancia, que somos parte de esta reflexión que tiene sus orígenes en la cultura bélica del hombre.