Madrid - Santiago, Spain
REVISTA LECTURAS

domingo, 29 de noviembre de 2009

PINTURA: 5 Trabajos de Nicolás Bravo (Versania)

Nicolás Bravo (Versania), nacido en La Serena, Chile en 1987, censurado por Flickr, publica en Revista Lecturas, cinco trabajos de 2008. Info y ventas en email: le.ivre@gmail.com
www.fotolog.com/versania.




(Humor y Stereo vida, 2008)


(Sin título, 2008)

(Nadie, 2008)

(No hay nadie como tú, 2008)




ARTE IFE EN LA ANTIGUA NIGERIA, por Bernardita Lira M







Más allá de que podemos contextualizar históricamente la estructura cultural y la evolución del material artístico de la Dinastía Ife, estamos ante una exposición que no traspasa el formalismo de entrar a una web o leer una enciclopedia relacionada al tema.

Y si, “enciclopedismo” podríamos llamarle a estas exposiciones muséicas que esconden el corazón exquisito del arte, ya sea contemporáneo o de tiempos remotos, en piezas desempolvadas para el deleite del ojo arqueólogo, acto que sin duda es respetable y de alto valor en cuanto a la conservación histórica del arte y la cultura, pero un tanto reprobables ya que son mostradas con una frialdad que no representa en alto grado lo que cada cultura contiene.

La expo Dinastía y Divinidad de la cultura Ife, nos muestra 109 piezas realizadas en cobre, terracota, piedra y cristal, que han sido cedidas para la itinerancia por Europa y EE. UU., por la Comisión Nacional de Museos del Gobierno de Nigeria, piezas creadas por los yoruba entre los siglos XII y XV.

Es fundamental la relación establecida entre arte y cosmogonía yoruba, la definición de orixas en su cultura, que son los santos, primeros pobladores de la tierra, la presencia de la música en sus manifestaciones artístico religiosas, la representación de los dioses en distintas formas de la naturaleza y su influencia especial en sectores de Brasil, donde los orixas o yorubas llegan como esclavos a inicios del siglo XVI estableciendo ahí uno de los principales focos de desarrollo de esta cultura religiosa surgida en Nigeria y practicada aún en la actualidad.

Es esa capa exquisita de la cultura la que el Museo nos esconde, ese viaje mitológico que se vuelve contemporáneo, y que enriquece, da vida a las figuras expuestas como arte muerto, pues quien ha estado en Salvador de Bahía o Espírito Santo en Brasil, podrá apreciar el fenómeno ritual en torno a los dioses yorubas tales como Ogum el guerrero, o la veneración a Yamanja, diosa del mar, figuras presentes en la mercadería religiosa que se consume en las arenas del Atlántico y que se vende como pan caliente a los turistas de corazón occidental que ven con gracia y anhelo la veneración a los Santos y su significado vital en la permanencia de las costumbres - que nadie pretende abolir por lo demás, pues el catolicismo ya fue vencido en esas tierras- y los ritos de la población de ascendencia africana.

Ahora bien, es impactante la pulcritud y el detalle de la obra en sí, que sin la exposición no tendríamos en cuenta, una técnica impecable para fundir los materiales y darles forma, especialmente los realizados en cobre, material de difícil aleación por su composición, cuyos resultados son figuras altamente representativas de esta cultura que enaltece el ícono de la cabeza tanto para los reyes así como para los visitantes extranjeros amordazados o los animales de sacrificio religioso.

Contradicción: El museo nos lo muestra. El museo es frio y calculador. ¿Prescindimos del museo? Lo dudo.


Bernardita Lira Manriquez
Madrid, noviembre de 2009.

EL QUE GANA PIERDE Y VICEVERSA, por Erick Pohlhammer



"El hombre es la corona de la creación”
Poeta y maestro zen Prem Rawat

Cuenta Charles Darwin que el Cro Magnon mataba a palos a cualquier otro homínido superior (o inferior) que osara invadir su espacio. Una vez vi una foto del tenista internacional Fernando González en portada de diario, y se los juro : era ver a un australopitecus gruñidor alzando un garrote tras haber apaleado al enemigo, onda "se acabó la amenaza para mi y los míos, por fin, al menos hasta mañana jueves".

Ante todo, y más allá, de todo tic nervioso, qué lujo este de estar vivos. Los muertos no van al cine (salvo que el nicho sea otra cineteca), los cadáveres, por exquisitos que sean, con todo su surrealismo en descomposición a todo vapor evaporándose, no tienen ganas de jugar golf, ir a los toros, o torear al destino de un sábado tedioso, y tomar la decisión cotidiana -qué odisea diría James Joyce- de ir a court de tenis a ver, suponed vosotros, una final de un ATP, no entre dos seres humanos, sino entre dos gorilas, dos gorilas que, detrás de cada gesto técnico, de cada top spin, de cada slice sutil, ligero en afluencia , de cada paso agresivo a la red, pese a que juega ¿juega? con un palo, harto grueso, sólo desea agarrar a garrotazo limpio al gorila opuesto, verter en cada palo-tazo todo un mes de ira yoica, expectativas frustradas, riñas con su pareja (que ya no es paraje) dentro de la caverna; en fin...contrariedades.


Cuenta Charles Darwin que el hombre de Cro Magnon mataba a palos a cualquier otro homínido superior (o inferior) que osara invadir su espacio cavernícola. Para él la caverna era tan tierra santa como es un apartamento, un bungalow, una casa grande y lujosa, y hasta un lóbrego cuchitril bohemio para cada uno de nosotros, socialistas aburguesados, independientes con tres dientes de oro, comunistas adictos al Red Bank, agnósticos unamunianos apernados a la caverna del mundo académico, etc, a propósito, que memorable Unamuno cuando escribe "Oye mi ruego tú Dios que no existes/ y en tu nada acoge mis quejas" Entre nosotros, a la Generación del 98 española no le gustaba el tenis. Azorín opinaba que el tenis "una guerra sico-muscular innecesaria". Pio Baroja: Marea eso de zigzaguear tanto la cabeza siguiendo con la mirada una ilusa pelotita"


Una vez fui con una musa de la mano al tenis. Salió convertida en musa masa. Tanto se identificó una jugadora portuguesa que escupió, a la salida, a uno de los cantadores de pelotas, por cantar, según ella, mal una doble falta. "El punto de vista crea el objeto", le dije, citando a Saussure, "uno ve lo que desea ver" "la emoción fanática se adueña de la retina". Cállate, me dijo. Tú y tus clases de Biología Cognitiva; sucede que Paola era lésbica, también, y se había enamorado de la bellísima tenista portuguesa. Pensé en el Tao Te King: "El sabio no discute". Pero y bueno, ¿qué es el tenis en definitiva?


El tenis es la estilización del instinto de agresión sublimado en un geométrico y ordenado escenario de aspecto deportivo. El tenis es la simbolización de un muy viejo conflicto que arrastramos las personas desde los tiempos de los primeros dinosaurios y los homídos primeros: la territorialidad. La pelotita es el símbolo invasor; apenas ella da bote en mi parcela (ojalá la aleje en el aire) (de volea) debo rechazarla, a cómo dé lugar, con toda mi fuerza, mi pica, mi furia, mi odio, mi inteligencia, mi afluencia, mi sicomotricidad fina, mi destreza intuitiva, mi rapidez neuro sináptica bio angélica.


Las boca del winner, en el punto -crítico- ganado- recuerda el gruñido que ruge de egótico alivio al destrozar el cráneo de quien osó entrar a su caverna, sin permiso, para copuchar con su esposa sobre esto y lo otro; es celoso, por ende el tenis; con qué celo cuida el tenista su pequeña cavernita, de cuatro piezas, escindida de la del vecino, a modo de casa pareada, por el muro red fronterizo. Una vez vi una foto del tenista internacional Fernando González, en portada de diario, y se los juro : era ver a un australopitecus gruñidor alzando un garrote tras haber apaleado al enemigo, onda "se acabó la amenaza para mi y los míos, por fin, al menos hasta mañana jueves"


Desde entonces veo mucho menos tenis. Igual, cuando juega el suizo Federer, que es una lección de elegancia, serenidad, estilo, poesía, empatía con el opuesto complementario (no se ve al suizo celebrando un error del otro por ejemplo) (nunca tan primitivo), al internacional español Nadal, o repaso los videos del ingenioso Joe McEnroe o el dandi vestido de blanco de Marcelo Chino Ríos, entre otros príncipes de este hermoso deporte bélico estilizado, el acordeón de los pulmones se pone a tocar solito la música más dichosa, recupero el asombro por las raquetas, se me devuelve, como un boomerang, a al mano del corazón, la fe en los juegos deportivos, incluidos el rugby y hasta el fútbol, y poniéndome de pie, como el primer homo erectus del mágico planeta Tierra mientras rumio un mantram o rumio un costillar de cerdo rokhiano y archijugoso, rumio a la par con la dentadura del yo esencial esas dos frase tan evolucionista de Teilhard de Chardin que aparecen en El Fenómeno Humano y el Aparecimiento del Hombre "El hombre es el eje y la flecha de evolución" "El Hombre evoluciona del Mono al Ángel" (un ángel que entra a los bares a tomarse una cerveza en todo caso) no en vano ese gran deportista de la pluma de fue el mismísimo Miguel de Unamuno cantó un día esto "Yo quiere al cielo con todo y con zapatos" y todos sabemos que "los ángeles claman por sus cuerpos".

¿Vamos a jugar tenis, entonces, este domingo, Teihlard de Chardin?" Juguemos dobles. Usted hace dupla con Antonio Machado, yo con el poeta Zanetti. Pongámonos zen: el que gana pierde y viceversa. Qué más premio queremos que la maravilla de estar maravillándonos de estar vivos, todavía, bajo la apariencia del hermoso hermano sol.

ENTREVISTA A GONZALO ILABACA (Concepción 1959), por Gabriel Zanetti

("Chinoy", óleo sobre tela, 92 x 120 cm)

("Gran bar Rojo 2-b", óleo sobre tela, 480 x 100 cm)


“Odio las vanguardias. Para mi la pintura llega hasta donde llega el pincel -hasta Picasso más o menos-. Ahí, donde no hay pincel, la cosa comienza a llamarse artes visuales y ya no me interesa mucho. El pincel no ha cambiado nada en dos mil años...”.


En este cuadro (“Gran Bar Rojo 2-B”) se muestra una secuencia -por lo menos en mi lectura occidental de izquierda a derecha- a pesar de que el bar podría entenderse como un lugar de festividad, Sudamérica, Chile, en este caso el puerto de Valparaíso inunda de distancia y nostalgia. El puerto es un lugar sin nacionalidad... ¿Qué nos dicen los personajes de ese cuadro?


- Esta pintura de 1 metro por 4.80 metros, fue hecha especialmente para la barra del Salón Rojo del bar La Piedra Feliz de Valparaíso. Dos músicos (uno a cada costado) ponen la música a una pareja y un parroquiano. La escena está cubierta de la nostalgia de lo que ya no volverá: el dandy, el bohemio, el revolucionario. Según Nicanor Parra estos son los tiempos del empresario. El pintor es "el guardián de todo lo que va a desaparecer". A través de los bares de marinos nos despedimos de toda una época.

Da la impresión que los cuadros horizontales, sumándole la forma de la firma del autor, emulan una gran postal...

- Más que una postal, recuerdan al cinemascope, ¿así se llama? la gran pantalla del cine. Mi pintura es para bien o para mal tremendamente literaria y busco que los personajes interpreten una película y no la realidad, por eso nunca hablo de la técnica en la pintura , el color , la forma, más me interesa producir una atmósfera y como Chile es un país poético trato que esa atmósfera también lo sea.

Hace tiempo que no veía retratos de "personajes del arte", como los que hizo Picasso pintando a Vicente Huidobro, Modigliani…. ¿Consideras al músico Chinoy* un personaje de ese calibre o responde a tu "inspiración inmediata" que es el puerto de Valparaíso?

-Hace tiempo que estoy haciendo una serie llamada "Los Militantes de la Belleza". Son retratos de distintas personas de diferentes trabajos, edades, sexos, que a mi me parece que tienen una belleza… la belleza del gesto, del rostro, de una ética. Por eso pinte a Chinoy. No me considero un retratista, pero cuando veo a algunos de ellos que creo que los podría pintar, les paso ropas y les pido que actúen para mí en la película "Los Militantes de la Belleza".

Sé que has viajado por India, Guatemala, México, y que esos lugares han marcado tu pintura... ¿Cómo trabajas? Esperas que “Isis te descorra el velo para ver”, o en otras palabras, esperas el momento exacto, te paseas con bastidor, atril en mano, o funcionas con lo que tu memoria recuerda y reconfigura...

- La caja de pintura es una llave perfecta para entrar a diferentes mundos. Pinceles y colores no producen desconfianza. Cuando viajo busco un lugar que me inspire y luego lo voy cambiando porque no pinto la realidad, sino cómo me gustaría que fuera. Ando con bastidores pequeños y pinto ahí mismo. Luego lo termino en la pensión, hostal, donde sea. Al regresar a Chile (ya en la comodidad del taller) esos cuadros -los mejores- me sirven de apuntes para hacer otros en distintos formatos y ahora también comienzan a actuar los recuerdos. Son viajes de un año, más o menos, pero luego en el taller continúo ese viaje por un par de años más hasta hacer con ellos una exposición y llenar de nuevo -en lo posible - "el estanque de la bencina".

En otra entrevista dices que hay muy pocas ciudades donde se puede encontrar un cuadro todos los días. Además de Valparaíso y los países ya mencionados ¿hay otro lugar que te tiente a visitar o habitar? Así como el escritor Miguel Serrano amplió tú visión sobre La India ¿ha existido últimamente otra iluminación o burdamente un dato?

- La India, gracias a Miguel Serrano, fue para mí un viaje iniciático. Gracias a eso, años después, pude pintar un tema casi impintable como es la devoción. Durante tres años estuve pintando una modelo (un viaje por el cuerpo de una mujer) sin salir de casa. Es decir un viaje interior hacia Eros, que es la energía que mueve al mundo. No me considero un viajero, sólo que tengo que irme cuando la ciudad me abandona, cuando los cuadros empiezan a aburrirme al pintarlos. Me gustaría "perderme" - porque esa es la palabra- en un viaje hacia el transiberiano, pero esas son ya palabras temerarias ¿no?

¿Cómo podríamos definir tu pintura? ¿Se podría encasillar en algún estilo o vanguardia?

- Odio las vanguardias. Para mí la pintura llega hasta donde llega el pincel -hasta Picasso más o menos-. Ahí, donde no hay pincel, la cosa comienza a llamarse artes visuales y ya no me interesa mucho. El pincel no ha cambiado nada en dos mil años... Las artes que recién comienzan sólo las veo cuando me entretienen y de esas últimas sólo el cine me puede maravillar. El pozo hondo está en las artes más antiguas: poesía, literatura, pintura, escultura, teatro y danza. ¿Leíste el libro de Baricco “Los Barbaros”? Las vanguardias serían una cosa totalmente de los barbaros.

*Chinoy, músico chileno.
Gabriel Zanetti, Madrid 2009.

DIARIO DE CURA, por Pablo Ramos



Pablo Ramos -mi querido cordovés-, me ha facilitado estas tremendas crónicas "Diario de Cura 3", escritas por Robert Smith en su visita a Buenos Aires en 1987. Pablo publicó la novela “El fin infinito” (1993), ganadora del Premio Fondo estímulo a la Actividad Editorial Cordobesa, coordina un grupo de artistas sonoros denominado “Perdedores Hermosos” que ha realizado distintas performance en salas de Argentina. Fue Director Artístico de Radio Revés y FM X. Actualmente prepara una investigación sobre Mujer, Arte y Tecnología en Catalunya, con apoyo del Consejo de las Artes de España.


Martes 17/3
Despierto forzosamente a la una, bebo varias tazas de café y volvemos al campo: hace calor y está horriblemente soleado, pero probamos sonido hasta la perfección durante otro par de horas y luego nos derretimos hacia el vestidor asignado a los "visitantes". Hago otro par de entrevistas y recibo la camiseta de la selección nacional de fútbol, un ramo de rosas rojas y el mensaje de un hombre que luce insanamente parecido a Tootsie... Y luego, el sonido de vidrios rotos... Al parecer, ha habido una confusión, nos dijeron que hubo reventa de entradas -19.000 entradas vendidas para un campo que soporta 17.000 personas- como lógica consecuencia, apareció un grupo de "punteros" tratando de llegar al área de juego por otros métodos: un disturbio a gran escala se sucede, con numerosos autos policiales tumbados, varios perros asesinados y un vendedor de panchos muerto de un paro cardíaco. Por alrededor de dos horas, tocamos en medio de una ensordecedora algarabía antes de apresurar la huída, gritando, subimos a un auto para escapar. Nos cuesta un rato largo para que se nos despeje la mente y terminamos tomando un temprano desayuno en el bar, antes de irnos adormir...

Miércoles 18/3
Levanto las cortinas al inevitable demasiado caluroso y horriblemente soleado día, la gente acampa fuera, me apresuro al cuarto de Simon para tomar algo de leche y chusmear. Vamos al estadio a las 3 y cuando empezamos una corta prueba de sonido, el sol golpea a 100 grados. Nos derretimos hacia un cuarto, para cambiarnos, entre entrevistas, escucho a Nick Drake y Billie Holiday. El ruido de arriba crece, inexorablemente, y nos miramos con nerviosismo unos a otros mientras nos dicen que esta noche descartemos otra "confusión" de tickets, que no habrá problemas... La masa de gente anticipa nuestra llegada al escenario y, a pesar de las barricadas ahora más altas y la policía extra (o, mejor dicho, a causa de las barricadas más altas y la policía extra) la batalla comienza...

Miércoles 18/3
En la mitad del set de canciones hay varios uniformados con fuego en su cuerpo, con la mayoría de sus camaradas refugiándose bajo el escenario de la incesante y despiadada lluvia de monedas, piedras, butacas y vasos. Desafortunadamente, no todos estos objetos son tirados con puntería y Porl (Thompson) es el primero de nosotros que es golpeado. Cuanto más sigue esta situación, más nos amargamos y cuando una botella de Coca me da justo en la cara durante "10 15'", paro de cantar y encaro a la multitud. Terminamos con una gloriosa versión punk-trash de "Arabs-a-go-go" y nos vamos. Afuera, el campo no tiene nada que envidiarle al centro de Beirut y estamos más que aliviados de haber podido alcanzar el refugio del hotel. Me voy a la cama hecho pedazos, los otros pasan la mayor parte del tiempo en el bar, mientras yo sueño con asesinatos...

SOBRE SHAKESPEARE, por Constanza Zanetti Reyes




La contemplación del enamorado:Del amor ideal a la imagen propia.

Shakespeare propone un enamorado que se dedica a contemplar la grandeza del amor platónicamente. Esta provoca en ellos estados anímicos relacionados con el actuar y la suerte de la persona amada. Se encuentra la idealización de un amor incorpóreo, rechaza la lujuria que al parecer corrompe la perfección de este. Hay una dualidad que se desata con el reconocimiento del amor, hay personajes que expresan tanto grandeza como humildad, están entre la dicha y el dolor, la belleza y la fealdad. El enamoramiento deja al individuo en un estado de confusión permanente. Aunque hay ciertos rasgos que se presentan más permanentes que otros, uno de estos son el total sometimiento y sacrificio hacia el amor, se decide soportar todas las adversidades presentes y amar incondicionalmente. Se ven ciertos rasgos masoquistas, de algún modo disfrutan de ver su propia imagen en sacrificio; se sienten virtuosos y superiores ante sus rivales. Los dos personajes que representan esto mayormente son el Shakespeare de los Sonetos y Antonio de “El mercader de Venecia”; aunque en “La Tempestad” hay ciertos rasgos que se nombraron anteriormente, la diferencia fundamental es que en la Tempestad los personajes enamorados (Miranda y Ferdinand) se corresponden totalmente y Prospero que ciertamente expresa un amor hacia su hija pero no el de los enamorados.

Así el amor es el reconocimiento de la belleza en el mundo, sobretodo en los sonetos se expresa como una fuerza incontrolable, que por su capacidad de expresar lo bueno, bello y luminoso, hace contrastar y opacar los otros elementos del mundo. Respecto a esto Platón se refiere en los “Diálogos” “¿O que aquel que, incapaz de discernir lo que es hermoso, no de expresarlo mediante movimientos, con el cuerpo, bien con la voz, pero que, no obstante, tiene un sentimiento profundo que le hace amar lo que es hermoso y detestar lo que es feo?”(143). Es decir que no es necesario una conciencia del contraste intrínsicamente hay una sensación en el individuo que hace reconocer el amor y la belleza, podría suponer un orden natural en las cosas.

Con respecto a esto se especificara un poco más sobre las obras nombradas; en “La tempestad” se observa el rechazo de Prospero hacia los deseos carnales que siente por su hija, única mujer con la cual a tenido contacto en más de una década. El incesto no sólo está prohibido, si no que si retomamos su rechazo hacia la lujuria no quería que su paternal amor se viese ensuciado, todo esto relacionado ante el rechazo a la tentativa de Calibán por violar a Miranda, representación de sus verdaderos deseos naturales.
Relacionado con el soneto 9 “cuando cada humilde viuda puede tener/ presente, en los ojos de sus niños, la imagen del marido” se puede considerar una remota posibilidad del acrecentamiento de uno de los significados más importantes de los hijos y la procreación, si bien su amor por Miranda es paternal, puede que vea reflejada en ella la imagen de la madre de esta, por lo que casarla podría ser no sólo un alivio si no que también un dolor.

Por otro lado estarían Miranda y Ferdinand que se expresarían con las características nombradas anteriormente. En el siguiente fragmento Miranda es ante los ojos de Ferdinand un cúmulo perfecto de virtudes, su reconocimiento de la belleza provoca en parte un sublime amor hacia ella.
Ferdinand: ¡Admirable Miranda,/cumbre de toda admiración, que vales/ lo que el mundo más estima! He mirado/ a muchas damas bien atento, y muchas veces/ la armonía de su voz ha cautivado/ mis ávidos oídos. Por diversas virtudes/ me han gustado diversas mujeres; ninguna/ con tal ceguera que no viese algún defecto/ en riña con sus más nobles encantos/ hasta dejarlos vencidos. Pero tú, ¡ah, tú!/, tan perfecta y sin par, fuiste creada/ de las bondades de todas.”
En las siguientes palabras de Ferdinand se puede observar dualidad taoista, “Cuando conocemos que lo bello es bello, también conocemos la fealdad que existe en el mundo.
Cuando conocemos que el bien es el bien, entonces conocemos el mal que existe en el mundo.” (Lao Tse, 3). Es decir el reconocimiento de una cualidad, o estado desata su contraria.
Ferdinand: Hay juegos fatigosos, mas el esfuerzo/ destaca el placer que nos dan; algunas bajezas/ se soportan noblemente, y lo más pobre/ acaba en riqueza. Mi humilde labor/ me sería enojosa y detestable/ si no fuera por mi amada, que da vida/ a lo muerto y placer a mis trabajos./ Ah, ella es diez veces más dulce que su padre,/ agrio y hecho de aspereza. Cumpliendo/ su dura orden, he de llevar varios miles/ de estos leños y apilarlos. Mi amada llora/ de verme trabajar y dice que esta servidumbre/nunca tuvo tal criado. Me entretengo; / mis gratos pensamientos me reaniman, /y más activo estoy si me distraigo.
Del mismo modo en Miranda se ve este amor al cual no le interesa ser correspondido, se presenta como una necesidad en que el sólo hecho de amar es suficiente para ella.
Miranda:
Por mi insignificancia. No me atrevo/ a ofrecer lo que deseo dar, y menos a tomar/
lo que perder me mataría. Pero es inútil:/ cuanto más procura ocultarse,/ más se ve el bulto. ¡Basta de melindres!/ ¡Hable por mí la franca y santa inocencia!/ Si te casas conmigo, soy tu esposa; / si no, moriré tu doncella. Puedes negarte/ a que sea tu compañera, mas, quieras o no, / seré tu sierva.
Así en “La Tempestad” esa concepción ya nombrada del amor se ve dividida, Prospero sería la imagen más grande del rechazo a la lujuria, Miranda y Ferdinand la perfecta concepción del amor platónico y el mutuo sacrificio.

Siguiendo con las obras en “El mercader de Venecia” Antonio se nos presenta como un triste enamorado, resignado a que Bassanio no le corresponda. “Yo no tengo al mundo más que en lo que es, Graeciano: / un escenario donde cada uno representa un papel/ y el mío es triste”, así hay un sentimiento de predestinación con respecto al papel que debe desempeñar en su existir. En su situación con Bassanio sólo se dedica a amarlo y concederle todo lo que él le pida, se endeuda con Shylock – su peor enemigo – para pagar su viaje a Belmont, se muestra como mártir y hombre invadido por la tristeza, empeña su carne decidiendo sacrificar su vida, gustoso de poder demostrar su amor por Bassanio, pero esto es sólo frente a lo que le concierne su amor, ya que frente a sus enemigos se muestra como un ser superior, virtuoso y altivo, recordemos el momento en que Antonio le decía a Shylock (al cual le estaba pidiendo dinero) que lo volvería a escupir, a llamar perro y dar puntapiés.

El Shakespeare de los Sonetos, se muestra bien satisfecho y espectador de la contemplación hacia su amado, pero este mismo le provoca dolores y desdicha. Platón en los “Diálogos” hace permanente referencia a esto, “¿No es la cólera, el amor, la insolencia, la ignorancia, la avidez, la cobardía, así como la riqueza, la hermosura, la fuerza y cuando embriagándonos a causa de los placeres extravía nuestra razón?” (140). Ese extraviar de la razón esta también presente, en la desconsideración con el si mismo y la entrega que caracterizan al amor. Así se repite esa dualidad de extremos, es decir, provoca tanto el peor sufrimiento, como la mejor dicha.

Se decide amar aunque no sea un amor totalmente correspondido, entonces ¿Cuál sería la razón para soportar este dolor? Quizás por un lado no esta en ellos el poder decidirlo, pero a pesar de que hay sacrificio en estos personajes, no se puede negar que también coexiste el disfrute de la imagen propia, contemplándose en estos papeles, recordemos a Antonio en el juicio disfrutando ver que se sacrificaba por Bassanio, Miranda al declararle a Ferdinand que será su esclava y en varios Sonetos en que Shakespeare admite que esta triste, celoso y deprimido pero a la vez satisfecho con sus sentimientos, que soportara y callara los celos (soneto 57) y que su amor es inamovible y superior.

En uno de los sonetos (129) Shakespeare reconoce firmemente su opinión con respecto al amor, parece que lo idealiza en su estado contemplativo, expresando su molestia por la lujuria, “Gasto del espíritu en vergonzoso despilfarro/ es el acto de lujuria, y, hasta el acto, la lujuria/ es perjura, asesina, sanguinaria, traidora,/ salvaje, extremada, bestial, cruel, infidente” y luego de esa serie de adjetivos más adelante sigue, “delicia al probar, y, probada miserable,/ primero alegría esperada, luego un sueño;/ el mundo sabe esto de sobras, sin embargo nadie sabe bien/ esquivar ese paraíso que lleva a los hombres a tal infierno” palabras que nos recuerda a varios parlamentos de personajes en las obras de Shakespeare, Kent en “El rey Lear”, Prospero en “La Tempestad”, Polonio en “Hamlet”, Bassanio reconociéndose en a si mismo en “El Mercader de Venecia”; todos estos personajes apelaban a la prudencia, al control.
Entonces si el amor ideal de Shakespeare está marcado por la contemplación lo esta también por la tristeza y por el padecimiento. Hay al parecer una estética especial en el enamorado, una imagen de supuesta superioridad frente a los demás. Declarar que el amor corpóreo y natural es un mal acto supone juzgar a quienes la practican, argumentar de sus razones de porque el amor es mejor así, supone también que el tiene dominio de conocimiento por sobre los demás, Prospero acusa a Calibán de intentar violar a su hija, (siendo que probablemente son sus propios deseos) y Shakespeare se burla no sólo de la lujuria sino que de la insaciable Dama Oscura. Volviendo al tema de la estética en estos personajes, cabe nombrar a Montaigne por el no probado pero conocido gusto del erudito por el sufrimiento querer ilustrarla, hacer un tema serio de ella. “Yo soy de los más exentos de esa pasión, y no siento hacia ella ninguna inclinación ni amor, aunque la sociedad haya convenido, como justa remuneración, en honrarla con su favor especial. En el mundo se disfrazan con ella la sabiduría, la virtud, la conciencia; feo y estúpido ornamento” (48). Es posible que a estos personajes les agrade su propia figura ornamentada por el dolor

Así se presentan estos personajes ante el mundo como seres distintos y a través de ese mismo sufrimiento crean esa imagen que contemplan. Antonio personaje caracterizado por la tristeza queda al final de la obra como el buen cristiano, el perdón de Prospero se ve muy relacionado con reincorporarse al mundo y al alimento de su imagen sabia, su pequeña venganza (en que juega con los personajes, adelantándose a los hechos burlándolos) queda en silencio con Ariel, representación del arte y poeticidad, el cual sólo interactúa con él de cerca, ante los demás sólo se relaciona como espectáculo, lo cual impide que alguien más pueda llegar alguna vez a saber la verdad. La venganza apacigua la rabia de su vida en los últimos años y el perdón lo deja por sobre los demás, no sólo como virtuoso si no que al perdonar juzga y el juzgar es mediar y conocer, aunque normalmente se supone que perdonar está relacionado con la bondad y amor que sobrepasa las razones para no perdonar.

Sin embargo esta vanidad es alimentada por las situaciones y por este tipo de amor idealizado, lo cual no quiere decir que no haya sinceridad de esta o que ese amor pierda su ya nombrada luminosidad. Carlos Gardini hace referencia a esto citando a Coleridge. “Samuel T. Coleridge admitía que un hombre podía sentir por un varón algo «merecedor del nombre de amor», «un afecto que trasciende la amistad y desdeña otros apetitos».” Y con respecto al tipo de amor que se nos presenta dice:
De la trama total, por ambigua y extraña que sea, aflora algo que no es común ni general, como el amor expresado en muchos sonetos, sino universal en un sentido más elevado. El contraste principal de los Sonetos es el de los dos amores, “consuelo y sufrimiento”. El amor del “sufrimiento” lo exige todo; el amor del “consuelo” no pide nada, y tal vez no recibe nada […] Al margen de cuál haya sido la experiencia cotidiana de Shakespeare, los más grandes sonetos están escritos desde una región donde el amor abandona todo reclamo y florece en caridad: después de eso, poco importa cuál haya sido la raíz». (50)

Así se presenta una imagen idealizada, nuevamente haciendo contraposición de ideas,
“Dos amores, consuelo y sufrimiento, / cual espíritus me acechan y me rondan, / ángel bondadoso un varón rubio, / espíritu del mal una hembra oscura. (Soneto 144) El ángel bondadoso es el «joven adorable» de la primera parte de los Sonetos: «heraldo de la joven primavera», «dama señoril de mis pasiones», «señor de mi amor», «mi sol», «mi mundo»;5 la hembra oscura es la «tirana» Dama Morena: un puerto donde «todos bogan», «lugar común del mundo», «negro infierno».” (50)


En conclusión el amor se presenta como una fuerza mayor e incontrolable, para mantener su perfección es necesario mirar el amor del modo que Platón propone, es decir a través de la contemplación. Su fuerza consiste en el contraste que mantiene al enamorado en los extremos. El amor no se presenta como fuerza capaz de purificar al sujeto, su manera de manifestarse potencia las virtudes del sujeto, la humildad y el sacrificio por lo tanto también alimenta la vanidad. La imagen del mártir alimenta este supuesto de sabiduría, el sujeto se humilla, soporta ser dañado y a partir de esto perdona (Prospero) o juzga (Shakespeare) lo cual supone inevitablemente ponerse por sobre los demás.

Bibliografía


Gardini, Carlos. “Veinte Sonetos de Shakespeare”.http://www.salvador.edu.ar/publicaciones/ideas/ii/08.pdf. Universidad del Salvador.
14-09-2003. Electrónico. 12 de julio de 2009

Platón. Diálogos. Trad. Juan Verruga. Madrid: Ediciones Ibericas, 1995. http://books.google.cl/books?id=KiVY1u5evLkC&printsec=frontcover&dq=plat%C3%B3n+dialogos&ei=BzdaSvvdIoSEzQTpvaC3Bw. Web. 12 de julio de 2009

Tse, Lao. Tao Te King. Trad. Fernando Acosta. Madrid .Mándala Ediciones. Impreso

Montaigne, Michel de. Ensayos. Madrid. Colección "Grandes Libros” 1971. Impreso

QUE TODO LO QUE SALGA DE MÍ SEA BELLO, por Bernardita Lira M





“Que todo lo que salga de mi sea bello”
YVES KLEIN


Herencias es el título y el contexto que abarca el periodo azul, las pinturas de fuego, las antropometrías y algunos de los primeros trabajos de Yves Klein enfrentadas a la obra abstracta de Marie Raymonds, la madre, y un vago ejemplo de la obra de Fred Klein, el padre, que se expone en el Circulo de Bellas Artes desde el 28 de octubre de 2009 al 17 de enero de 2010.
Obsesionado por la creación, por la percepción del arte, por el lenguaje visual, el desapego del color a la forma, a la textura en la pintura, a encontrar la belleza y la sensibilidad materializada en el arte, Yves Klein, nacido en 1928 en Francia, hijo de pintores, criado con el ojo y el oído puesto siempre sobre el arte, emprende una búsqueda frenética por descubrir nuevos medios expresivos que integren su visión unificada de arte y vida.
Para ello su vida hace un variado recorrido experiencial que lo relaciona con temas fundamentales en su obra. Su afición al judo y la filosofía zen, de importante influencia en su vida, le otorgará un pensamiento filosófico fundamental que será integrado en su creación artística y que además le permitirá generar ingresos económicos hasta que su obra sea, al final de su vida, aceptada en los círculos artísticos franceses de finales del cincuenta. Sus viajes por Europa, su interés por temas como la astrología, la cosmogonía, el rosacrucis, el estudio de las relaciones energéticas con el espacio, el color y la ausencia de límites, lo llevan a experimentar hasta el infinito, tras la búsqueda del vacío y su relación entre la mente y el cuerpo.
La monocromía le permite indagar en estos temas. Propone un color único como superficie y como objeto, un color en el que pretende que el espectador se interne, abandonado a lo irracional y a la mera sensibilidad que le provoque lo observado, un color desmembrado de una forma que lo limite. En este aspecto, podríamos inferir que Klein impone como limitación formal al propio cuadro, cuya postura en el espacio lo inserta en lo visible, ya que la pintura, como objeto, a través de la monocromía, se vuelve infinita.
En este sentido hacemos el cruce y la primera relación que nos convoca la exposición Herencias, donde apreciamos en la pintura de Marie Raymond un fuerte apego a la forma y el color supeditado a ella. Líneas y figuras abstractas son representativas en la pintura de la artista.
En el recorrido que nos ofrece el comisario Nicolás Morales, un recorrido bastante segmentado por lo demás, pero que de alguna manera nos permite revisar la obra de Klein, primero desde su logro más reconocido, el Azul Klein (IKB), dentro de una impactante piscina que contiene el pigmento, donde realmente se logra estimular abruptamente esa sensibilidad a la que apelaba Klein con el uso del color y la textura, una sensación muy atractiva y riesgosa que luego es instalada sobre las esculturas manteniendo su fuerza, pero la cual se debilita en las Antropometrías, donde Klein se atrapa, tal vez sin saberlo en la figura reconocible del cuerpo femenino. Luego el periodo más comparativo con su madre, donde es indiscutiblemente notoria la relación estrecha entre ambas obras y se distingue claramente como Yves Klein desarticula, descuartiza la obra de Marie Raymond en una simultaneidad temporal creativa, sacando a pedazos de los cuadros de su madre, cada color por separado, lo que parece ser una rebelión constante del hijo a la madre, quien pretende conservar parámetros muy definidos e inamovibles en la forma, que contiene al color, contrario al color que se fuga y se independiza de toda forma en Yves.
Escueta es la muestra de cuadros de Fred Klein, el padre, lo que al parecer quiere sugerirnos un cierto distanciamiento vital en aquella relación.
Finalmente nos encontramos con algunos trabajos de Klein a modo documental, si es que no partimos al revés y hacemos el recorrido de manera inversa. Pero partamos por donde partamos, esa piscina azul nos guiñe un ojo y nos invita a lanzarnos perdidamente en ella. Es la invitación más tentativa de la exposición.
Es inagotable el trabajo experimental de Klein, más allá de sus logros materiales. Podemos verlo registrado notablemente en los documentales ubicados al final (¿o principio?) de la exposición, donde podemos verlo en actividad, experimentando con fuego y agua sobre lienzos de cartón, lo que serán sus Pinturas de fuego, o con modelos desnudas que se untan con pintura azul para que Klein actúe como director de escena y disponga de sus formas sobre telas puestas en el suelo y paredes para las Antropometrías de la época azul, escuchamos sus palabras y vislumbramos algo de su intensa vida por el arte, donde consigue mostrarnos su verdadera obra, su propia vida, donde está, como pretendía, integrada su ideal de arte, hombre, infinito, naturaleza…"el fuego para mí es el futuro sin olvidar el pasado. El fuego es azul, es el recuerdo de la naturaleza".


Bernardita Lira Manriquez.