Revistas: SE 85 39, Revista de Poesía

En este primer desentierro de grandes revistas: Revista de Poesía SE 85 39 de los editores Germán Cossio, Cristóbal Bravo y Rodrigo Aguirre. Los cuales agradecen el material de Damsi Figueroa, Andrés Adwandter, Emilio del Bosque, Cristóbal Bravo, Juan Carlos Mestre, Enrique Lihn, Guillermo Deissler y la colaboración de: Carlos Flores, Rodrigo Olavarria, Carlos Vásquez y Revista Orfeo. Material que publicaremos semana a semana en su integridad. Disfruten.

PRESENTACIÓN

Revista de poesía SE 8539

“yo ofrezco vender mi auto para financiar la revista”, bastó que Germán dijera eso dentro del viejo escarabajo verde para que este cayera en una franca depresión. Al día siguiente un pequeño ruido en la caja de cambios fue el preludio de un sin número de manifestaciones mecanicosomaticas que nos dejaron a todos perplejos. Primero el radiador dejó de funcionar, por lo cual la temperatura del auto por poco quema el motor, luego a la mañana siguiente falló el motor de partida, por lo cual terminamos en un garaje de mala muerte donde el mecánico de turno diagnóstico con extrañeza que estaba todo funcionando y prendió el motor dejándonos en ridículo, al tercer día fueron las bujías, al cuarto los controles de velocidad ya no indicaban absolutamente nada, fue entonces cuando alguien dijo, “algo anda mal con este auto” y caímos en la cuenta de que el pobre escarabajo estaba aterrado con la noticia de su venta, y por tanto, nos estaba llamando la atención con sus berrinches.

Lo conversamos nuevamente (dentro del auto para que estuviera informado). Nos pareció necesario rendirle un homenaje por su rebeldía genuina. Se tomó entonces la decisión de otorgarle el honor del nombre de la revista: SE 85 39, el cual correspondía al número de su patente. Eso pareció solucionar los problemas, ya que cuando la nueva dueña se lo llevó no encontró nada en mal estado. Fue un trato justo, nosotros teníamos nuestra revista y él pasaba a la posteridad como un mecenas.

Editorial primer número

Sentado con la típica vieja del Bar Circe, antes de ofrendarse no sé si la última o penúltima copa de vino blanco con agua, para - palabras textuales de ella- no curarse tan rápido, le pregunté con mala leche por un tipo que estaba a unas tres mesas de nosotros, durmiendo –acaso- con los brazos arriba de la mesa y la cara metida en ellos. Con curiosidad e impaciencia me contestó:

-Mira hueón, poco importa si ese poeta es un marginal o un acomodado cortesano encantado con el mundillo literario, un alcohólico hermoso o el último de los hombres, aún se traicione y corrompa una y contradiga mil veces más. En este bar, tipos como esos no son más que un pequeño drama que posee, finalmente, un par de líneas que lo justifican...

Ese posee la sencillez de los muertos, pero yo sé que este jamás bostezará entre mis piernas.

-Con ese olor, dije antes de alcanzar a callarme.

Embriagá y ebria, hecha toda una señora, no dijo, vomitó:

-pero pa` pijes como vo, los “nuevos”, que reclaman su minuto de fama e insisten en pararse como defensores de la poesía en contra de la poesía misma, y que desde la autocomplacencia y el exhibicionismo como tu revista de poesía que no es más que un folletín, una vitrina de bazar en liquidación con más de lo mismo, montan un espectáculo donde el plato fuerte es el Tribunal de la Inquisición y ahí libres de toda culpa los inmaculados inéditos, quieren tirar la primera piedra, la cual tiene que ver más con la paranoia de matar al padre y su sombra que con la necesidad y el interés en crear...

Sólo me quedó empinar la caña y decirle salud.

-...para los dogmáticos y los parricidas, pa` vos incontinente literario que te angustiai frente a la mínima intuición del silencio, pa` toos ustedes...la mierda.

-Salud, dijo.

(prontamente seguimos desplegando el contenido)