Víctor Hugo Díaz nació en Santiago, en 1965. Ha publicado “La comarca de senos caídos” en 1987, “Doble vida” en 1989, “Lugares de uso” en 2000, “No tocar” en 2003 y “Falta” en 2007. En 1988 obtuvo la primera Beca de Creación Taller Pablo Neruda; en 2002 la Beca de Creación del Consejo Nacional del Libro y la Lectura. El año 2004 gana el Premio Pablo Neruda otorgado por la fundación del mismo nombre. Es reconocido como una de las voces más importantes de los poetas chilenos vivos.
LO QUE CONTIENE LA RISA
Los muchachos de la otra mesa sí saben cómo divertirse:
actúan como si no se conocieran.
Cuando al fin quedan solas hablan otro idioma
mucho más cruel
Ahora que se piensa dos veces
no hay nada tan importante. Dos desconocidos
que se sientan juntos casualmente
hasta ser los únicos pasajeros
Por fuera las gotas de lluvia se pegan a la ventanilla
Parecen una plaga de insectos transparentes
que han hecho un largo viaje para venir a morir aquí
eran tantos, tantos en número
que podrían llenar un gran silencio
Despierta temprano, se duerme y se hace tarde
Dejar así de estar a punto de que algo suceda
Dar pie atrás
o girar sobre los talones con violencia
para ser parte de eso efímero que contiene la risa
Estos años se podrían reducir a una frase
A una luz que atemoriza sin dejar quemaduras
al estar cerca se aleja igual que un espejismo
y se vuelve a formar unos metros adelante
Es como avanzar por un campo de batalla
lleno de los peligros que el enemigo deja en su retirada
De haber estado en otro lugar
podría haber visto cómo aquellos que rodean la casa
se van haciendo cada vez menos
Lejos, los que quedaron al otro lado de la calle
cuando cambió la luz del semáforo
y nos perdimos de vista
Una habitación que permanece tanto tiempo cerrada
toma el olor de sus ocupantes
Adentro el televisor está encendido y sin volumen
olvidaron apagarlo en el apuro de la despedida
Esta ciudad se podría reducir a una sola frase
A decir -paso- por un buen rato. Lo que no es otra cosa
sino una dirección que se hace más concurrida
el cuerpo que cambia de posición mientras duerme
-Quería ir bien puesto a su primera cita con la oscuridad-
(De “Lugares de Uso”, Ed. Cuarto Propio, 2000)
FRÁGIL
Las flores artificiales
también florecen, pero en invierno:
su polen es el musgo
No requieren de luz sino de tiempo para volverse necesarias.
Toma la vía más rápida desde Santiago sur
Aquí la cara va por dentro. Acaricio mis papeles
y sé que está mirando
-ese vestir con mal gusto que tanto excita-
La cresta negra del gallo sobre la cordillera
es mi mano abierta contra el sol
Ahora sé cómo no se hacen las cosas
Y déle con la misma, no como en casa
en la que se podían rayar las paredes.
Nos quedamos detenidos
en un trayecto que no tiene paraderos
Luego el encuentro casual y rápido
pero en direcciones opuestas
(trenes subterráneos que se cruzan a mitad del túnel)
Se quedó esperando todo el día de cada año
tendida sobre los rieles como en la piedra de sacrificios
Al verla el llanto se instala sin dolor:
un recién llegado al baño de restorán
el suelo trapeado con cloro
y los ojos llenos de lágrimas.
El cargamento más reciente termina de vaciar el andén
y deja su turno al que viene
Su cuerpo es frágil, pero cuando está caído
paraliza la ciudad
(ella eligió el Metro porque ya estaba trazado:
no era un motivo de viaje
sino el camino más corto hasta el fin del recorrido)
-No importa, no quiero saber dónde llamar
ni dónde vives, por si me pongo tonta.
-Aunque los vagones traen ruido
puedo escuchar tu música.
Dos niños caminan junto al ciego
que sale de la estación,
guardan silencio, se miran
y creen pasar inadvertidos
lo ven subir la escalera
imaginan cómo es la oscuridad.
(De “Lugares de Uso”, Ed. Cuarto Propio, 2000)
NO TOCAR
Dime algo, empieza a hablar
qué esconde el ciclista
que desata la jauría y hace que lo persigan
Mira sus pieles de reojo
mientras corren son un solo animal
iguales en ladrido y velocidad
cazador solitario tras su presa.
Háblame, di algo
por qué no jugamos a adivinar cuántos pisos
tienen los edificios
entre uno y otro sonríe el horizonte
la boca abierta donde faltan dientes.
No importa el silencio sino el vacío de la frase
el color de la fachada se ve antiguo
y el verde azulejo nunca más será
Lo que parece piedra no envejece
pero se marchita con la respiración.
Ella expande la ternura de sus mandíbulas
siempre por accidente
Adentro es húmedo y se mueve
ahí donde los huesos del pie plano hacen nudo
y el zapato gasta su deformidad.
Hace tiempo no amanece al final de las noches
Antes hay motores
que llegan en oleadas hasta la cama
desde lejos
por la calle principal.
(De “No tocar”, Ed. Cuarto Propio, 2003)
LAS PAREDES NO TIENEN OÍDOS
Cómo se habla a una pared -la estoy viendo-
es más fácil describirla:
está hecha de ladrillos, uno al lado del otro,
arriba y abajo, nunca solos
Los ladrillos se disponen como las letras en el teclado
una junto a la otra, nunca solas, arriba y abajo
Al digitar las teclas
la pared se construye.
(De “No tocar”, Ed. Cuarto Propio, 2003)
Lo único terrible sucede a plena luz
a ojos de todos
Se seca al viento como el ahorcado
el cuerpo es igual
sólo faltan la cabeza, las piernas y los brazos
LOS ALLEGADOS
Tú eres el culpable del contagio
Deja que muera tranquila la víctima
cojo del pecho, cuando la ex prótesis
descansa en las vitrinas de la multitud
a pesar de las advertencias
El día cae encima cuando se piensa rápido
como las estaciones sin saber de dónde vino
sin moverse, dónde la viste
dentro del infectado nada se mueve.
¿Conoces el olor de una huelga de hambre;
golpes de martillo dos pisos más arriba
o el latir de un corazón apoyado en la mesa
hacen vibrar el único recipiente con líquido
Vejez y juventud se clasifican por olor
no por frescura. Se reconoce en las náuseas:
abuela torturada saliendo del baño
olor que deja el cáncer o la electricidad
entre las piernas
Los síntomas dejaron marcas
en el barro afuera del edificio en construcción
Huellas de neumáticos que se entrecruzan
borrándose unas a otras
dando cuenta de lo que fue el trabajo
y un día de ganancias
Sólo recibe llamadas y espera la sentencia
Guarda fotos de perros, no de hombres ni lugares
Llena la garganta de palpitaciones
casi invisibles como el rastro
que dejan los pájaros en su paso por el aire
sin humedad, frutos secos, piel que cubre los nudillos
a la velocidad del sudor cayendo por la frente
durante el miedo
Sí, tu eres el culpable del contagio
Ave de caza esquizo que propaga la enfermedad
Víctima y verdugo que abrió la puerta a los roedores
permitiendo que se reproduzcan
El que mató a su familia
o la abandonó en el desierto de la pobreza
un mensaje cifrado en goteras de tormenta
lágrimas irregulares y tartamudas.
Reparte los naipes
-Tecnología de baja obsesión
Coronas o plantas de invernadero
que evitan marchitarse bebiendo por la herida
y envidiando longevidad a las flores de plástico
Sólo recibe llamadas o se gasta las monedas
igual no hay nadie; amor anal, labios heridos
de fábrica o las suelas gastadas
de una canción antigua italiana
al otro lado de la pista de baile.
La bolsa de basura les habla. Ella les cuenta su historia
por el tajo donde los jirones de papel
agitan sus lenguas al viento
Un paso sigue al otro
brota el pasto
champas de pendejos verdes entre las grietas
Sólo querían inaugurar su nueva casa.
(De “Falta”, Ed. Cuarto Propio, 2007)
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